El conjunto residencial es un claro exponente de la arquitectura contemporánea de inspiración mediterránea. El diseño se basa en una composición de volúmenes geométricos puros y líneas rectas, donde predomina el color blanco, un recurso clásico en la arquitectura de climas soleados para reflejar el calor y potenciar la luminosidad. Este lienzo monocromático se contrasta de forma elegante con la carpintería de ventanas y barandillas en tonos oscuros, como el gris antracita o el negro, lo que acentúa la profundidad y el ritmo de la fachada.
Un elemento arquitectónico clave y recurrente son las pérgolas de vigas rectas, tanto en los áticos como en las zonas comunes. Estas estructuras no solo cumplen una función práctica al proporcionar sombra y crear espacios de transición entre el interior y el exterior, sino que también añaden un fuerte componente estético, generando un interesante juego de luces y sombras que cambia a lo largo del día y rompe la solidez de los volúmenes. Las amplias terrazas y los grandes ventanales son otra característica fundamental, evidenciando un diseño enfocado en el estilo de vida al aire libre y en la conexión visual con el entorno.
Desde el punto de vista del diseño paisajístico, se busca la funcionalidad y el bajo mantenimiento. Las zonas comunes se articulan en torno a una piscina de formas orgánicas y sinuosas, que contrasta deliberadamente con la rigidez geométrica de los edificios. El uso extensivo de césped artificial garantiza un verde intenso y uniforme durante todo el año con un mínimo consumo de agua. Los caminos y zonas de estancia se definen con pavimentos de hormigón o baldosas de gran formato, creando patrones limpios, tanto rectilíneos como curvos, que guían la circulación. La vegetación, aunque presente con palmeras y arbustos, es puntual y estratégica, complementando el diseño sin sobrecargarlo. En conjunto, es un proyecto que armoniza una estética minimalista y moderna con la funcionalidad requerida para un complejo residencial de ocio.